9 de febrero de 2013

LOBISÓN, DE GINÉS SÁNCHEZ


A Ginés Sánchez le gusta el ron con granizado de limón, lee a Élmer Mendoza, le gusta Faulkner y Cormac McCarthy, de pequeño leía a Los Cinco de Enid Blyton, propone a Ennio Morricone como banda sonora para sus novelas, una de las películas que más ha visto ha sido El Jovencito Frankestein y su pasión es viajar. Como los buenos viajeros, sin billete de vuelta.

Con esa presentación no es dificil decidirse a leer Lobisón, su primera novela. Adrián, el protagonista, es un autista no diagnosticado que comparte una furgoneta con uno de sus hermanos y su novia. Son pequeños delincuentes. Adrián, desespera a todo el que vive con él.


Lobisón es el séptimo hijo de un matrimonio y la leyenda cuenta, que es medio hombre y medio lobo. El Zacarías Zárate, el padre de Adrián, piensa que él lo es y que su hijo también lo es. El Zacarías Zárate es un esquizofrénico de diagnóstico tardío. 

La novela está narrada desde la óptica de Adrián, desde esa forma de ver la vida que tiene un autista. También está narrada a través de las cartas que el Zacarías Zárate envía a uno de sus siete hijos y que ahora vive en Guatemala. 


La novela es una historia diferente narrada de una forma diferente. Absorbe. Al principio se puede pensar que la técnica narrativa aburrirá al lector en la página 50, lejos de ello, atrapa hasta dejar exhausto.

Se necesitan estómagos de reserva para terminarla. Algo así como digerir una cena de clavos oxidados acompañada por un tequila de bar de barrio. Siempre repite. Nunca se olvida.

No te la pierdas.

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